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Foto tomada de: Grupo Estudiantil Barricadas |
Los anales de la historia nos remontan a inicios del siglo XX si queremos recordar las primeras manifestaciones estudiantiles. Pueden haber pasado muchos años hasta nuestros días desde que las primeras consignas retumbaron en las calles colombianas, y sin embargo, pareciese que pasada ya la primera década del siglo XXI, aún los estudiantes tenemos mucho que decir. No es que en esencia los estudiantes seamos los mismos, ni tampoco las contradicciones que hoy nos aquejan son similares a las vividas en el crepúsculo de la década de los 20 del siglo pasado. No obstante, existe algo que ha vulnerado el ineluctable paso del tiempo, ese algo es lo que ha forjado una identidad en el estudiantado colombiano, latinoamericano y universal. Ese algo es lo que hoy en día se nos quiere arrebatar.
Los estudiantes colombianos, al igual que los chilenos, en la actualidad nos encontramos volcados a las calles, protestamos por lo que creemos es un derecho inalienable de toda la humanidad, un tesoro que debe estar resguardado de todo ánimo de lucro, un bien superior que debe estar al servicio de la sociedad: la educación.
Es precisamente esta defensa, pero también la razón social irreductible que le reconocemos y su componente crítico y transformador, lo que constituye la identidad del estudiantado. Es esa firme convicción lo que ha superado el paso de los años y nuevamente hoy nos impulsa a luchar por una educación libre, soberana, digna, democrática y al alcance de todos y todas, capaz de conducirnos a la segunda y definitiva independencia.
El presente artículo busca hacer frente a la campaña de desinformación adelantada por el gobierno nacional a través del Ministerio de Educación, desde donde se asevera que los estudiantes que adelantan el paro nacional universitario desconocen la Reforma a la Ley 30. Se busca entonces, hacer un esbozo de los elementos más preocupantes que hacen parte del articulado del Proyecto de Ley ya citado, pero además se busca replantear la educación desde un plano humanista, así como el desarrollo de las propuestas de los estudiantes frente la actual coyuntura.
Ante la nueva ley de educación cabe advertir
Hoy el movimiento estudiantil plantea una lucha que está enfocada al rechazo rotundo de la nueva ley de educación superior (Reforma a la Ley 30 de 1992), que pretende -aún no siendo explicito en su articulado- la mercantilización de la educación colombiana, fomentando la formación técnico/tecnológica en virtud del papel que juega Colombia en la división internacional del trabajo, promoviendo el endeudamiento individual a través del ICETEX para el acceso a la educación, reduciendo la autonomía universitaria, flexibilizando la contratación de profesores y asumiendo la educación en función del mercado laboral, desconociendo por completo su razón de ser.
La Reforma a la Ley 30 de educación superior, radicada el 3 de octubre, razón por la cual universidades de todo el país han entrado en paro o asamblea permanente, no sólo afecta a las universidades públicas; la universidades privadas también se ven perjudicadas y en general todas las instituciones de educación superior. Varios son los aspectos del articulado que se deben tener en cuenta para entender porque nos afecta a todos los estudiantes de las universidades privadas y porque es necesario manifestarnos, generar espacios y propuestas alternativas donde los estudiantes seamos participes de la creación de un nuevo modelo educativo que nos beneficie a todos.
En primer lugar, la financiación es tal vez uno de los temas que más perjudica a los estudiantes, tanto de universidades privadas como públicas, pues gran parte de las personas que ingresan a la educación superior deben costear sus estudios por medio de créditos educativos con entidades bancarias y con el ICETEX. Estos créditos, en especial los que brinda el ICETEX, que deberían ser una herramienta que facilite el pago de las matriculas, se convierten en una deuda de la cual los estudiantes no pueden escapar y que debe ser pagada al momento de graduarse. Teniendo en cuenta lo estrecho que es el mercado laboral hoy en día, las probabilidades de que una persona que se acaba de graduar de la universidad pueda obtener un trabajo en corto tiempo y bien remunerado son mínimas y complica la posibilidad de pagar el crédito educativo adquirido en años anteriores, alargando la deuda, generando que los intereses crezcan y termine siendo una deuda vitalicia. El gobierno nacional sostiene entonces que habrá mayores recursos para la educación, sin embargo no manifiesta que si bien se aumentara el presupuesto del ICETEX, la educación no será necesariamente financiada por el Estado, en razón a que como se manifiesta en líneas superiores, una vez el estudiante haya alcanzado su grado deberá asumir el pago de su crédito. La reflexión no debe ser otra. ¿Garantiza el Estado colombiano el acceso al derecho a la educación o por el contrario, como el gobierno lo denomina, la prestación del servicio público de la educación es desviada indirectamente a la capacidad de endeudamiento de los individuos?
Aunque este debate se viene dando desde antes de la reforma, con la implementación de ésta, si bien se aumentará la posibilidad de acceder a “subsidios” con tasas de interés bajas, se generará también más endeudamiento a largo plazo de los estudiantes, lo cual nuevamente nos lleva a considerar sobre quién en realidad financia la educación en últimas, serán los estudiantes y sus familias o el Estado.
En adición, con la reforma y como lo dice el artículo 151, “Las instituciones podrán incrementar los valores de matrícula por encima del índice de precios al consumidor, siempre que presenten al Ministerio de Educación Nacional un informe financiero que precise las razones que dan lugar al incremento y que estén directamente relacionadas con la proyección de inversiones para el mejoramiento de la calidad del servicio que prestan”( ). De esta manera las matriculas dentro de las universidades privadas, que ya de por sí son excesivamente costosas y anualmente aumentan al máximo en relación al índice del IPC, podrán incrementarse por encima de éste al gusto de cada institución, lo que hará imposible su pago y una vez más, ocasionará el endeudamiento de los estudiantes que paradójicamente, al contrario de lo que pregona la reforma, impedirá su acceso y continuidad provocando mayores tasas de deserción.
Otro de los aspectos que afecta profundamente a las universidades privadas es el tema de la calidad educativa. La calidad de la educación, que debería ser entendida en la manera en que la academia dirige sus estudios y sus investigaciones en el análisis de las diferentes problemáticas que atraviesa nuestro país y que además debería tener como fin la solución de estos, se plantea en términos de competitividad. De esta manera, entrar en el mercado laboral y la eficiencia con que las personas se desempeñen constituye la evaluación de calidad. En razón a esto se propone la construcción de profesionales al servicio de las multinacionales, de mega-proyectos que no necesariamente estén al servicio de la sociedad, si no proyectos que impliquen grandes ganancias para quienes inviertan en ellos.
Se dejan de lado los programas que no generan ganancias o no se creen competentes dentro del mercado mundial. Asistimos a una reprimarización de la economía colombiana, donde la extracción de hidrocarburos y las extensas plantaciones de palma africana constituyen sus eslabones más importantes. En razón a esta realidad, Colombia dentro de la división internacional del trabajo debe promover la formación de manos capacitadas para extender dichos proyectos, de otra manera se vería incapaz de desarrollarlos. Cabe advertir que el estudiantado no se opone al desarrollo del país, ni mucho menos a la formación de técnicos y tecnólogos, lo que promueve el estudiantado es un desarrollo sostenible y equitativo, que no privilegie a unos pocos sino por el contrario a las mayorías de nuestro país, un desarrollo que comprenda la utilidad de todas las disciplinas del conocimiento para que efectivamente dicho desarrollo no revista tan solo de un plano económico, sino por el contrario propenda por la construcción de una nueva sociedad con justicia social.
Por otra parte, podemos identificar que los profesores también se verán afectados con la reforma, pues en ella se plantea una flexibilización laboral en la cual las instituciones privadas tendrán la posibilidad de contratar a los profesores por horas (profesores de cátedra y no de planta), lo que perjudicará económicamente a los docentes y repercutirá a su vez en su actividad académica. Para las universidades es mucho más cómodo contratar profesores de cátedra, ya que estos no tienen derecho a prestaciones sociales ni demás requerimientos de bienestar que debería asumir cada universidad. Los profesores de cátedra no están vinculados oficialmente con las instituciones, lo que directamente afecta también en el vínculo que debería existir entre el profesorado y el estudiantado, dejando de lado la oportunidad de construir una educación en conjunto. De dicha flexibilización laboral devienen dos afectaciones a la comunidad educativa: una directa y otra indirecta pero altamente predecible. La primera como ya se advirtió, yace en la precariedad del vínculo laboral, lo cual distorsiona la relación del docente con la universidad que adquiera sus servicios, de ahí que éste no halle mayor razón en promover grupos de investigación, semilleros, grupo de estudio, etc., ésta es entonces la afectación indirecta.
En resumidas cuentas, el acceso a la educación superior, en términos económicos y la calidad de la educación, son entre otros (autonomía universitaria, libertad de cátedra, bienestar universitario, democracia, etc.) asuntos de suma relevancia que se ven vulnerados fehacientemente en la reforma a la Ley 30. Ante esta coyuntura y esta lucha histórica no cabe otra consigna que ¡defensa de la educación superior! ¡Por una construcción verdaderamente democrática del modelo educativo! ¡La educación al servicio de la sociedad y no del mercado laboral!
Posibles conclusiones
De esta manera podemos ver que la reforma no es un problema de unos cuantos, ni solo de los estudiantes de universidades públicas. Lo que se propone con ella nos afecta a todos los que estamos dentro del sistema educativo: estudiantes, profesores, directivos, nuestros padres y madres y también a quienes no han ingresado aún a cursar sus estudios de educación superior, a la sociedad colombiana, pues la educación es la base de toda sociedad.
La educación debería primar sobre todo, pues solo educándonos podremos realmente participar de la construcción de un mejor país, un país en el que todos tengamos acceso a los derechos consagrados en la Constitución de 1991, entre ellos la educación; un país igualitario en donde en lugar de promover la construcción de dinámicas que nos separen y nos dividan más entre ricos y pobres, podamos acceder a nuestros derechos sin ninguna discriminación. Es labor nuestra, de todos los colombianos y colombianas, salir a las calles a manifestarnos y exigir que se nos escuche y que se nos involucre dentro de la construcción de una verdadera educación, incluyente, con garantías y condiciones para todos y todas, con calidad, pero con calidad humanística y no en función del mercado.
En razón a esta realidad, dentro de la MANE (Mesa Amplia Nacional Estudiantil) los estudiantes de todo el país hemos venido construyendo varias propuestas en donde se habla precisamente de lo que presentamos en este artículo sobre lo nociva que es esta nueva ley de educación. Se expone como la reforma ha sido construida a espaldas de la comunidad educativa; estudiantes, profesores y padres de familia no han tenido ninguna participación real dentro de su construcción por lo que no debería tener validez alguna.
Esta propuesta se divide en tres ejes: movilización, organización y programático. Dentro de las propuestas de movilización se propone la construcción del actual paro nacional al que han entrado varias universidades como lo son: Universidad Nacional de Colombia, Universidad Pedagógica Nacional, Universidad de Antioquia, por nombrar algunas. También las distintas fechas de movilización, como las que se presentaron el pasado 7 y 12 de octubre del presente año, las consultas por universidades que se realizaron entre el 6 y 8 de octubre y las distintas acciones que se presentan dentro de las universidades, como asambleas por facultad y asambleas generales para contextualizar a los estudiantes.
En el eje de organización se abre la participación en la MANE a todos los estudiantes y universidades estén interesados, pues es un espacio que pretende una construcción conjunta de acciones estudiantiles a nivel nacional por un mejor país y construido con la amplitud que este requiere. “…avanzar en el proceso de acercamiento y politización del estudiantado y abanderar un proceso de dialogo con otras expresiones del movimiento social y popular de cara a la lucha por una Educación Superior que se compadezca de las realidades del pueblo colombiano.” (MANE Colombia, 2011). Todo esto teniendo en cuenta las particularidades de cada universidad, tanto privadas como públicas. De igual modo, se tiene en cuenta la estigmatización y señalamiento al que se han visto sometido el movimiento estudiantil a lo largo de los años, y se lucha por reivindicar el movimiento estudiantil lejos de esta estigmatización.
Finalmente, dentro del eje programático, que es donde se encuentran las principales propuestas de parte de los estudiantes y en donde se lleva a cabo la construcción del programa mínimo, “(…) se plantea como criterio de adhesión a la MANE, es decir, su defensa es premisa para la construcción de la misma. Y es planteado como un conjunto de elementos programáticos a ser desarrollados en la propuesta alternativa que debemos construir. Ello conlleva la necesidad de definir una metodología que enriquezca y supere ese programa mínimo hacia el programa de los estudiantes universitarios” (MANE Colombia, 2011)
El programa mínimo de los estudiantes se maneja bajo los siguientes ejes: La Educación debe ser financiada por el Estado, Bienestar Universitario, Calidad Académica, Democracia y autonomía y Universidad y Sociedad. Puntos que se han venido desarrollando, pues esta propuesta es un proyecto a largo plazo que pretende además la construcción de una solución amplia que recoja tanto a universidades privadas como públicas y de esta manera sea un espacio en el que se dé la posibilidad de participación activa de todo el estudiantado, permitiendo que la barrera construida durante tanto tiempo entre los estudiantes de universidades públicas y privadas, entre las regiones y las ciudades, se acabe ahora. Sólo la unión de todos logrará que nuestra lucha sea efectiva, que la nueva ley de educación sea derrotada, que el gobierno colombiano entienda que ésta no es una pelea sin sentido, que no se trata solo de mostrar inconformidad sin argumentos ni propuestas, que el movimiento estudiantil colombiano no es ignorante como muchas veces nos han llamado en comerciales, videos y entrevistas realizadas por la ministra de educación y el gobierno, sino que al contrario, leímos la reforma, la debatimos, la entendemos y no estamos de acuerdo con ella, pero además tenemos propuestas alternativas en las que cada día seguimos trabajando para llegar con argumentos fuertes construidos por nosotros y nosotras.
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Fotografía tomada de: Grupo Estudiantil Barricadas |
Reconocemos que la construcción de una verdadera propuesta educativa democrática debe iniciar con el retiro del proyecto de Ley ya radicado, ya que como lo ha manifestado el presidente Juan Manuel Santos, esta reforma “va por que va” y sostener un debate bajo estas condiciones no otorga ninguna garantía a la comunidad académica. Por último, reiterar el ánimo indeclinable del estudiantado colombiano de luchar por una educación a la altura de nuestros sueños, que permita el acceso de todos los colombianos y colombianas, que promueva el respeto y la igualdad, que se forje bajo las banderas de la democracia y funja como el eslabón necesario para alcanzar la paz con justicia social tan anhelada que consolide la segunda y definitiva independencia.